La electromovilidad está adquiriendo un papel cada vez más destacado en todo el mundo.
Según un informe de EY, se espera que al cierre de 2023, las ventas de vehículos eléctricos e híbridos a nivel mundial aumenten un 38 % en comparación con 2022, alcanzando las 14.5 millones de unidades. Además, la consultora proyecta que estos vehículos representarán el 55 % de todas las transacciones para el año 2030. En Perú, esta tendencia también se evidencia, ya que, según la SUNARP, las ventas de automóviles eléctricos e híbridos aumentaron un 85 % con respecto a 2021.
Sin embargo, la producción de estos vehículos plantea un desafío significativo: los vehículos eléctricos pueden llegar a utilizar hasta cuatro veces la cantidad de cobre empleada en un vehículo con motor de combustión. De hecho, la producción de vehículos eléctricos fue responsable de aproximadamente dos tercios del aumento en la demanda de cobre en 2022, según datos de Goldman Sachs.
Alex García, gerente general de INDECO by Nexans, una empresa peruana líder en la fabricación de cables eléctricos y soluciones de conectividad, comentó sobre este desafío: “Los beneficios ambientales de los vehículos eléctricos son indiscutibles. Sin embargo, el verdadero reto radica en la utilización del cobre, un recurso finito. Según un estudio de Rystad Energy, se espera que para el año 2030, la demanda mundial de este metal alcance las 25.5 millones de toneladas, generando un déficit de 6 millones de toneladas”.
García enfatizó la importancia de que las industrias incorporen modelos de economía circular en sus cadenas de valor para promover el reciclaje del cobre. Por ejemplo, desde el sector eléctrico, se ha venido incrementando la reutilización del cobre de los cables mediante tecnologías que permiten separar el metal del resto de residuos. Propuso que esquemas similares podrían replicarse en otras industrias, como la automotriz o la electrónica.
En la actualidad, cerca de 8.7 millones de toneladas de cobre al año provienen del reciclaje, ya sea de productos que han alcanzado el final de su vida útil o generado durante los procesos de fabricación. Este enfoque hacia la economía circular podría desempeñar un papel crucial en abordar la creciente demanda de cobre en el contexto de la expansión de la electromovilidad.