Para demostrar la resistencia de las puertas del Ford Ranger, la compañía realiza pruebas extremas que simulan una década de uso intensivo. Con el objetivo de garantizar que puedan soportar todo tipo de trato, desde el uso laboral hasta los viajes familiares o de ocio, las puertas delanteras y traseras se cierran de golpe más de 100,000 veces en un proceso automatizado que dura un mes.
Este ensayo no solo se limita a las puertas, sino que cubre diversas situaciones de la vida real. Según Tim Griffiths, ingeniero de pruebas de Ford Australia, las puertas se abren y cierran a diferentes velocidades y con diferentes fuerzas, en temperaturas extremas que van desde -40°C hasta 80°C, para simular los entornos más adversos posibles. Ford emplea una combinación de brazos hidráulicos internos y externos automatizados para realizar estas pruebas día y noche, replicando 10 años de uso en solo un mes. Esta tecnología permite que la prueba cubra todas las técnicas de cierre posibles, desde un cierre suave hasta un golpe fuerte.
Para añadir un nivel extra de realismo, Ford utiliza un aerosol especial que imita las condiciones ambientales, como la exposición a la humedad costera y a climas interiores más secos. Así, las pruebas no solo garantizan la durabilidad mecánica, sino también la resistencia a la corrosión y otros daños provocados por el ambiente.