En los últimos años, hemos sido testigos de cómo la circulación vehicular en el Perú se ha convertido en un termómetro del dinamismo económico y social.
Las cifras reveladas por la Asociación Automotriz del Perú (AAP) y el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), que reportan un crecimiento del 3.2% en el índice de flujo vehicular durante octubre de 2024, son un claro reflejo de este fenómeno.
El crecimiento del tránsito de vehículos pesados, con un incremento del 2.9%, también es una noticia alentadora. Esto habla de una economía que se mueve, literalmente. Sectores como el agropecuario, la manufactura y la construcción han sido clave para este crecimiento. Sin embargo, también me lleva a pensar en los retos que esto implica. Las vías deben estar a la altura de las necesidades del país, tanto en infraestructura como en mantenimiento. Nadie quiere que este dinamismo se vea truncado por carreteras colapsadas o por una logística deficiente.
Un aspecto que merece especial atención es cómo las festividades y eventos regionales dinamizan el comercio, el turismo y otros sectores económicos. Cada vez que un feligrés se desplaza hacia una procesión o un turista decide explorar una nueva región, se genera un impacto que va más allá del simple flujo vehicular. Estos desplazamientos representan oportunidades para los negocios locales y para fortalecer el tejido social del país.
Sin embargo, también debemos ser conscientes de los riesgos que amenazan este crecimiento. La inseguridad ciudadana y la inestabilidad política son factores que pueden desincentivar el movimiento y la inversión. Además, la sostenibilidad ambiental es un tema que no podemos ignorar. El aumento de vehículos en las carreteras debe venir acompañado de medidas que reduzcan su impacto en el medio ambiente, como la promoción de vehículos eléctricos y la mejora del transporte público.
El aumento de la circulación vehicular en octubre no es solo un dato estadístico. Es una muestra de que el Perú está en movimiento, impulsado por su cultura, su economía y su gente. Como país, debemos trabajar para que este crecimiento sea sostenible, inclusivo y beneficie a todos. Al final del día, cada kilómetro recorrido en nuestras carreteras es un paso hacia adelante en nuestra historia colectiva.